Los límites del reconocimiento y la verdad racional
Las políticas del reconocimiento pueden ser extremadamente complejas. Por un lado, si no se reconoce a una comunidad, pueden darse conflictos extremos. Pero, por otro lado, muchas veces las demandas de reconocimiento pueden basarse en apreciaciones altamente subjetivas, lo que puede dar a una demanda inagotable de derechos que perjudiquen a terceras personas. De hecho, los derechos concedidos a un sector de la sociedad pueden convertirse en obligaciones para otro sector que no está dispuesto a asumirlas. En este sentido, deben fijarse unos límites razonables a cualquier demanda de reconocimiento. Aunque el equilibrio puede ser sencillo en muchos casos, en otros puede ser difícil y en otros imposibles, principalmente cuando los valores del grupo que reclama reconocimiento son los contrapuestos a los de aquellos que deben otorgárselos. Más aún, cuando aquellos que reclaman reconocimiento desprecian absolutamente los valores de la parte a la cual se la reclaman.