Liberalismo

FUENTES DE TRABAJO ACADÉMICAS: La cara oculta de la democracia. Michael Mann

La historiografía moderna ha sido implacable a la hora de denunciar la criminalidad del comunismo, del fascismo y del nacionalismo en general. No cabe duda que en buena medida se trata de relatos históricos documentados y verosímiles. Sin embargo, ha estado mucho más ciega con los genocidios perpetrados por las democracias occidentales, no menos brutales y también más numerosos. Aquí presentamos un documento que hace una reflexión sobre este tema.

Los límites del reconocimiento y la verdad racional

Las políticas del reconocimiento pueden ser extremadamente complejas. Por un lado, si no se reconoce a una comunidad, pueden darse conflictos extremos. Pero, por otro lado, muchas veces las demandas de reconocimiento pueden basarse en apreciaciones altamente subjetivas, lo que puede dar a una demanda inagotable de derechos que perjudiquen a terceras personas. De hecho, los derechos concedidos a un sector de la sociedad pueden convertirse en obligaciones para otro sector que no está dispuesto a asumirlas. En este sentido, deben fijarse unos límites razonables a cualquier demanda de reconocimiento. Aunque el equilibrio puede ser sencillo en muchos casos, en otros puede ser difícil y en otros imposibles, principalmente cuando los valores del grupo que reclama reconocimiento son los contrapuestos a los de aquellos que deben otorgárselos. Más aún, cuando aquellos que reclaman reconocimiento desprecian absolutamente los valores de la parte a la cual se la reclaman.

Genocidios, limpiezas étnicas y nacionalismo

Aunque los liberales ejerzan actualmente una crítica despiadada contra las naciones y el imperialismo, sin estos no se hubiera podido desarrollar la sociedad capitalista, no hubiera existido una acumulación de capital tan masiva y no hubiera sido un sistema tan eficiente de creación de riqueza. Quizá ni siquiera se hubiese desarrollado. En todo caso, la actual critica liberal al nacionalismo viene de la mano de una apología de la globalización. Con la globalización el capitalismo ya no tendrá ninguna necesidad de las naciones, ya que las grandes corporaciones empresariales podrán saquear los recursos mundiales directamente y sin traba alguna, pero para ello necesitan eliminar cualquier obstáculo legal. Creo que es por este motivo que el liberalismo ha dejado de ser el compañero y socio de las naciones convirtiéndose en su principal detractor.

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