Qué era y qué es Civilización y cultura

El objetivo de este blog es el de divulgar el pensamiento filosófico, centrándose, especialmente, en los problemas de fundamentación del nacionalismo. De hecho, considero que tanto la nación como el nacionalismo, más allá de estar finiquitados, son todavía necesarios, aunque tengamos que presenciar, aún, formas absurdas y corruptas de los mismos. Este proyecto también nos obliga a estudiar otras corrientes de pensamiento para ponerlas en relación con el nacionalismo.  

Como marco general del proyecto, se ha de manifestar que identifico a la civilización occidental, lugar de nacimiento del nacionalismo, con la Ilustración y la verdad racional como su valor supremo, nunca con el cristianismo, fundamentado en las verdades de la fe. Por este motivo, Civilización y cultura defenderá los valores europeos originarios, y pienso que esto ahora es más necesario que nunca.

En este sentido, considero que un mozambiqueño que rija su conducta moral por criterios racionales será más occidental que un blanco alemán o estadounidense que la rija desde criterios religiosos o emotivistas, respetando, siempre, las opciones religiosas de cada uno. En definitiva, Occidente nació en Mileto y Grecia, y no en Judea. Esto no significa, en absoluto, que menosprecie ni a Judea ni a otras civilizaciones, ya que, como expongo en mi texto de Las caras de la realidad, las valoro como joyas preciosas de la culturalidad humana que nos han abierto las puertas a muchas verdades de la existencia.

Las razones en pro del nacionalismo

Pero, ¿cuáles son la razones por las que creo que el nacionalismo es todavía necesario? De la misma manera que la religión, la nación y la identidad nacional ayudan a cohesionar sociedades. Básicamente, porque después de la crisis de la religión y las comunidades tradicionales no se puede vivir sin un cierto tipo de identidad colectiva. Sobre este particular tema, cabe manifestar que fueron los estados nación los elementos que superaron los conflictos religiosos. Al menos, lo intentaron, ja que muchos de ellos se propusieron integrar a diversas religiones como parte de su cultura institucional, formulando un sistema de cohesión que se sobrepusiera a todas ellas.

De manera singular, como la modernidad es el momento en el cual el nacionalismo ha llegado a desempeñar un papel predominante en relación con el principio de identidad, porque casi lo monopoliza, no parece muy fácil deshacerse de él. Más allá de eso, abdicar de ciertos tipos de naciones y de sistemas de identidad nacionales puede hacer que florezcan tanto otros tipos de nacionalismos mucho más estrechos, emocionales y con menos componentes cívicos y racionales ilustrados.

Los errores de liberalismo

Los liberales consideran que los problemas ocasionados por los nacionalismos se derivan de la noción misma de “identidad”, y consideran que los movimientos identitarios son, por sí mismos, contraproducentes y asociales. Creen conocer perfectamente la realidad, y su filosofía se basa en un supuesto realismo metodológico que pretende partir de la realidad del egoísmo humano, no de ficciones, para mejorarla y cambiarla utilizando sus mismas fuerzas y virtudes.

Sin embargo, considero que ignoran que el hombre no puede vivir sin un sistema de identidad colectiva, y que necesita identificarse con algo o con alguien para sentirse estimado y socialmente útil. Además, un sistema de identidad nos ubica en un espacio geográfico, cultural e histórico, de manera que nos otorga una posición determinada en la realidad y la vida, posición que nos permite fijar nuestros objetivos y metas con realismo. Sin un sentido de identidad, por el contrario, nos vemos abocados al vacío del nihilismo. Ello provoca que nuestra vida carezca de sentido y dificulta la fijación de metas, objetivos y valores racionales.

Esta necesidad o dependencia de un sistema de identidad bien pudiera tratarse de una debilidad psicológica. Sin embargo, no creo que el problema se reduzca a esto y la verdad es mucho más profunda. De hecho, la lucha contra las identidades nacionales genera conflictos tan extremos como las luchas derivadas de los sentidos de identidad. Por ello, considero que en lugar de luchar contra las identidades nacionales, debemos luchar por forjar identidades con fundamentos racionales y racionalizadas. 

Las nuevas identidades

Atacar el nacionalismo, al final, provoca que aparezcan sistemas de identidad y trascendencia basados en redes sociales mucho más inestables, con poco contenido racional o mucho más perniciosos y manipulables, que además son altamente eficientes en el papel de destrucción de sociedades, como los que ofrecen sectas, tribus urbanas o la ideología de género. También provoca el regreso de los conflictos y el terrorismo religiosos, que cada vez están más presentes en nuestras sociedades. En cualquier caso, que parece que estamos dando preocupantes pasos atrás.

En este sentido, deberíamos hablar de las nuevas identidades vinculadas a las particularidades y preferencias sexuales, de género y de supuestas minorías étnicas y religiosas, que se basan, de manera única, en la demanda de reparación e inclusión social, considerando que forman parte de grupos que han sido históricamente oprimidos.

Esto no tendría nada de malo si no fuera porque con ello se exige que las estructuras sociales se modifiquen solo para acomodarlas a ciertas singularidades y deseos particulares que muchas veces se vinculan a minorías exiguas. Otro de los problemas es que en demasiadas ocasiones estas demandas de reconocimiento son contradictorias entre ellas, como las de las reivindicaciones de las comunidades transgénero, las del feminismo terf o la de los inmigrantes de origen norteafricano, con valores tradicionalistas muy firmes.

Además, cabe considerar que estas exigencias menosprecian las necesidades y los derechos de otros colectivos sociales, muchas veces mayoritarios. También se basan en la criminalización generalizada de la cultura y el hombre occidental, y en un desprecio irracional de todo lo que esta ha aportado a la humanidad, como la filosofía, la Ilustración, las revoluciones sociales, importantes desarrollos en ciencia, tecnología y matemáticas, etc.

Por ejemplo, se habla de la esclavitud a la que los blancos sometieron a los negros, pero no se dice nada sobre el hecho de que las revoluciones que liberaron a los negros fueron emprendidas, igualmente, por hombres blancos occidentales, ni se alude tampoco al hecho de que la esclavitud es mucho más antigua que la misma civilización occidental.

Me parece que fue Charles Taylor quien dijo que la demanda de reconocimiento se ha de sujetar a límites. En este sentido, aunque quepa reconocer derechos, se ha de ponderar que estos derechos se convierten, generalmente, en obligaciones para otros, obligaciones que muchas veces podrían considerarse ilegítimas o, directamente, desproporcionadas.

La victimización

Estos sistemas de identidad se sustentan, muchas veces, en la victimización. En general, siempre se trata de disputarse el título de “víctima máxima”, porque cuanto más víctima seas, más ventajas, subvenciones y ayudas obtendrás, aunque no hagas nada productivo para el bien de tu sociedad.

Evidentemente, en muchas ocasiones, estas disfunciones sociales y culturales no son causadas por las minorías afectadas por problemas supuestos o reales de discriminación. Más bien, suele proceder de determinados sectores que dicen hablar en nombre de ellas y que sacan partido de su supuesta representación, pues son ellos los que al final reciben todo tipo de ayudas a través de sus organizaciones, y no los supuestos representados, que tienen que seguir luchando, día a día, para ganarse el pan, como todos los demás.

En general, considero que todo esto está organizado expresamente para liquidar la cohesión social, la modernidad, la eficiencia productiva (que es lo que genera riqueza útil y bienes) y las naciones. En cualquier caso, cuanto más pobreza y gente dependiente haya, más poder detentarán estos grupos de presión porque más gente, supuestamente, los necesitará. También estimo que estamos ante un proceso de retorno a una edad media mental que debemos agradecer, principalmente, tanto a la izquierda moderna como a la demanda absurda y acrítica de pensamiento políticamente correcto.

Conclusiones

Aunque puede haber excepciones y personas que no lo necesitan o lo busquen, casi todo el mundo, a la larga, busca refugio en algún tipo de comunidad, y si dejas un vacío en algún aspecto de la cultura humana, siempre habrá otras formas de llenarlo. Lo que sería deseable, según mi forma de entender las cosas y, en cualquier caso, es que tanto el sentido de trascendencia y de identidad tuvieran un fundamento crítico y racional.

Desgraciadamente, creo que todavía nos hace falta un cierto grado de evolución cultural para llegar hasta este punto, dejando de lado que también tenemos que pensar en la forma de erigir un sentido de trascendencia, de comunidad y de identidad racionalizado. Ello, sin perder el trasfondo emocional y espiritual requerido para hacer posible una cohesión social desde el punto de vista moral. En el fondo, esto es lo que Herder y los románticos pedían, y es lo que se imposibilita de facto si se criminaliza a la mitad de la población occidental.


 


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